Hace unos días reflexionábamos sobre la búsqueda de experiencias memorables como condición indispensable para ser recordados. También hablábamos sobre el hecho de que es habitual confundir la experiencia con el entretenimiento. No es cuestión de hacer mucho más de lo que hacemos, sino de hacerlo simplemente muy bien.
A esto hace referencia el concepto “experiencia extraordinariamente corriente” creado por Simon Clatwothy y Mauricy Filho. Experiencias que se convierten en hechos memorables simplemente por hacer lo que se tiene que hacer, pero haciéndolo muy bien, con actitud.
Una experiencia extraordinariamente corriente
Creo que uno de los mejores ejemplos que recuerdo es la anécdota contada por Víctor Küppers en el TEDxAndorraLaVella. Si aún no la habéis escuchado, os recomiendo dedicarle los 3 minutos que dura.
Hacer las cosas como se espera que se hagan, pero con actitud.
La experiencia extraordinariamente corriente es aquella que, sin fuegos artificiales ni grandes inversiones, es memorable por ir un paso más allá, utilizando como única herramienta la actitud. Lo bueno de este concepto es que está al alcance de todos.
Seguramente todos hemos vivido alguna situación en que la actitud de la persona que nos ha atendido ha marcado la diferencia. Yo recuerdo la actitud de Laura, la propietaria de la inmobiliaria a la que acudí hace unos años. Además de hacerlo todo bien, como yo esperaba, cuidó el detalle. Tras haber firmado la compra, me consiguió una promoción que me daba acceso a un reintegro parcial. No tenía por qué hacerlo, yo ya había firmado, pero eso marcó la diferencia. Laura excedió mis expectativas y desde entonces siempre la he recomendado por ello.
Eso sí, para que esto sea posible la motivación es algo indispensable. Sin motivación no hay entusiasmo, y sin entusiasmo no habrá ese detalle que convertirá una experiencia cotidiana en una experiencia extraordinaria. Cuida de tus empleados, convéncelos, transmíteles el propósito, empodéralos y ellos cuidarán de tu empresa y de tus clientes.